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Valores compartidos, clave de dos socios que revolucionaron a la soja en Uruguay


Gerardo Bartolomé, fundador de DONMARIO y actual presidente de GDM estrecha la mano de Jorge Erro, gerente general de Barraca Erro, en la ciudad de Dolores (Soriano), sede de la firma uruguaya.

De izq. a der., Germán Bremermann de Erro; junto a Ignacio Risso, representante de DONMARIO en ese país, y Marcelo Ferreira, Gte. de Semillas de Erro.

 

En poco más de 10 años, la soja en Uruguay pasó de ser algo casi desconocido a principal producto de la economía del país, desplazando de ese lugar a un clásico uruguayo: la carne. En ese proceso, hubo una empresa que jugó un rol central. Se trata de Barraca Erro, multiplicador y distribuidor de DONMARIO allí.

 

Por estos días, cuando toma velocidad una nueva campaña del cultivo, vale la pena recorrer la historia de la relación de Erro y DONMARIO, que es, también, la historia del fenómeno de la soja en el vecino país.

 

A fines del siglo pasado, antes del año 2000, Erro era una compañía muy fuerte en girasol, pero ya se empezaba a hablar de soja, porque las variedades RR se habían aprobado poco antes en la Argentina.

 

En ese contexto, Jorge Erro, uno de los líderes de la empresa, lo envió a su referente técnico, Germán Bremermann, a ver qué había de interesante en territorio argentino.

 

Bremmerman contactó a Gerardo Bartolomé, el fundador de DONMARIO y hoy presidente de GDM. Ambas empresas tenían estilos parecidos y se pusieron de acuerdo rápidamente.

 

“El primer negocio de semilla de soja lo cerramos en un Mc Donalds, cerca del obelisco, en Buenos Aires, en el año 2000”, recuerda Bremermann, a quien muchos consideran una de las personas referentes del cultivo en Uruguay.

 

En el año 2001 se sembraban apenas 10.000 hectáreas de soja en el vecino país, pero la crisis económica en Argentina de finales de ese año y el siguiente, que terminó con la llegada de Néstor Kirchner al Gobierno y el establecimiento de las retenciones, hizo que muchos argentinos se fueran a sembrar a Uruguay.

 

Así, el proceso de crecimiento de la soja se aceleró y la asociación estratégica entre Erro y DONMARIO comenzó a ocupar un lugar cada vez más importante en esa expansión.

 

“Ambas empresas tuvieron variedades con muy buen rendimiento y estabilidad. Sobre todo materiales de crecimiento indeterminado que fueron una bomba, porque lo que había hasta ese momento en el país era de crecimiento determinado que, ante una sequía (frecuente en Uruguay), se moría”, cuenta Ignacio Risso, representante de la firma argentina en ese país.

 

El especialista agrega que hubo otros dos factores que fueron clave, también, para el éxito.

 

Por un lado, la renovación permanente de variedades que aportó DONMARIO y la muy buena información de manejo con la que se acompañaba a cada una.

 

Y, por otro lado, que Erro armó un equipo de investigación y desarrollo muy sólido, conducido por Bremermann y secundado por Marcelo Ferreira, que trabajó a imagen y semejanza del que siempre tuvo su socio argentino.

 

Otro factor importante en ese crecimiento fue el excelente vínculo que construyeron Jorge Erro y Gerardo Bartolomé, cuyos resultados están a la vista. Hoy la genética DONMARIO representa el 42% del mercado uruguayo de soja.

 

Pero ese dato es consecuencia de un largo recorrido. Jorge Erro recuerda que la primera jornada que hicieron juntos fue exactamente el 6 de agosto de 2002. “Fue la presentación formal de DONMARIO en Uruguay”, precisa.

 

Era la época casi del pico de la crisis económica argentina, que también pegó fuerte en territorio uruguayo, incluso con el cierre de varios bancos. Pero a la jornada, con la soja en mente, le pusieron de título “Amanecer de un nuevo desafío”.
 

Había que transmitir optimismo en un contexto muy difícil. Mostrar que se podía salir y construir un futuro diferente.
 

“En esa jornada lo presenté a Gerardo Bartolomé. Nos conocemos mucho, tenemos los mismos valores y todo eso permitió que expandiéramos fuertemente nuestra relación”, analiza Erro.
 

Junto con la relación, creció la soja en Uruguay, hasta el pico de 1,6 millón de hectáreas sembradas en 2012. “Nosotros nos sentimos parte importante de esa expansión”, resume Erro.
 

A su turno, Bartolomé también recordó los primeros negocios con Erro en el Mc Donalds cerca del obelisco porteño y hasta una charla de soja que dio en una Expochacra, antes del 2000, en la que había apenas 20 personas (porque la soja le interesaba a muy pocos), una de las cuales era Bremermann.
 

Pero hablando del negocio, dice que “en Uruguay hay creado un verdadero círculo virtuoso entre los productores y los proveedores de tecnología”, que apuntala el crecimiento del cultivo.
 

“Los uruguayos han logrado establecer un sistema que los convierte en el país que más respeta la propiedad intelectual en el negocio de semillas, con niveles de legalidad que superan el 90%”, elogia Bartolomé. Y agrega: “Por el contrario, Argentina es el más bajo de la región”.
 

Esa situación favorece la visión optimista que tiene el líder de DONMARIO sobre la soja en Uruguay, más allá de las dificultades coyunturales que atraviesa el cultivo, que redujo su área en los últimos años por los altos costos en dólares, los precios de los alquileres y el atraso en el valor del peso uruguayo frente al dólar.
 

Bartolomé sostiene que los uruguayos se beneficiarán del crecimiento en el potencial de rendimiento que cada año van sumando las nuevas variedades que desarrollan. “Nuestra genética, combinada con un buen manejo, le permitirá a los productores apuntar a rindes cada vez más elevados”, adelantó.
 

En concreto, dice que aspiran a una ganancia genética de 3% anual gracias a la utilización de nuevas tecnologías en el proceso de desarrollo de las variedades. Por ejemplo, marcadores moleculares, edición génica e inteligencia artificial.
 

Todo eso es lo que DONMARIO pone a disposición de Erro en Uruguay. Y son los caballitos de batalla con los que apuntan a seguir consolidando el liderazgo en ese país, que se suma al que tiene el semillero en todo el Mercosur, la región que es nada menos que la principal productora de soja del mundo.