Una campaña para corregir errores y volver a la agronomía
La gruesa que se viene presenta números más ajustados que la anterior, pero que serán positivos para quienes hagan las cosas bien, adelanta Obdulio San Martín, director general del principal semillero argentino, DONMARIO. Agrega que desafíos como las malezas y la caída de la fertilidad de los suelos obligan a pensar la agricultura de una manera diferente.
El hombre no anda con vueltas. De Chacabuco, provincia de Buenos Aires, igual que el semillero en el que trabaja desde que se inició, DONMARIO, conoce la agricultura argentina como pocos. Por eso, no duda en afirmar que se viene un año con márgenes positivos, pero más ajustados que el pasado, y que en el futuro quedarán en el negocio los productores que hagan las cosas bien.
Es Obdulio San Martín. De él se trata. En la oficina central de la compañía en Buenos Aires, desde donde controlan las operaciones que la posicionó como líder de soja en el Mercosur, hace un diagnóstico claro de la nueva campaña gruesa que se viene en la Argentina.
“La rentabilidad, en campo alquilado, ronda los 60 dólares por hectárea. Por supuesto, hay muchas situaciones distintas. Ese es un promedio. Son números positivos, pero que obligan a pensar cómo será el negocio agrícola en el futuro”, dice el ejecutivo.Y agrega: “yo creo que van a empezar a quedar los que entiendan la agricultura como algo integral, los que miren todo el proceso”.
Rotaciones más sustentables, que incluyan gramíneas, son clave. Y comienza a dar ejemplos. Dice que uno bueno son las malezas, que en algunas zonas elevaron los costos de producción en hasta US$ 100 por hectárea. “Los dueños de los campos van a querer que los alquile el que los cuide”, afirma. Y, además, sentencia: “Creo que está agotado el modelo de alquileres puntuales, por un año. Cada vez más, la gente se da cuenta de que eso sirve solo para cambiar la plata”.
San Martín está convencido también de que hay que prestar atención de manera urgente al tema de degradación de los suelos, deteriorados severamente por el mal manejo acumulado durante muchos años.
“En Chacabuco, por ejemplo, hace 20 años ningún campo bajaba de las 17 ppm de fósforo. Hoy es muy difícil encontrar uno que tenga 10 ppm”, alerta.
El diagnóstico, desde lo agronómico, es malo. Lo bueno es que se puede cambiar, dice el especialista. Y que hay muchas herramientas para hacerlo, entre ellas las que brinda la genética, como la que desarrolla DONMARIO.
“La genética aporta cada vez más rendimiento, pero también estabilidad, y en condiciones cada vez más adversas para los cultivos”, detalla. San Martín está convencido de que las empresas de semillas tienen que dar, en este contexto, respuestas cada vez más rápidas.
“Hay que mejorar las rotaciones, la fertilización, rotar también los principios activos de los agroquímicos… en fin, volver a incorporar muchas cuestiones de manejo agronómico que se habían perdido por la extrema simplificación en que cayó la agricultura. Hoy tenemos un contexto político-económico favorable para poder hacerlo”, asegura el director general de la empresa.
En ese marco, calcula que este año se sembrarán 19 millones de hectáreas de soja y unas 10 entre maíz y trigo (repartidas en partes casi iguales). “El maíz crecerá entre 5% y 10% con respecto al año pasado y eso es muy importante. El trigo quizás un poco menos. Es decir, tendremos más gramíneas, ayudando a configurar rotaciones más lógicas”, se entusiasma.
Para el hombre de Chacabuco, el cambio de reglas de juego para el trigo que se establecieron con el cambio de Gobierno, en diciembre de 2015, fue fundamental. “Ahora se puede hacer trigo, y aprovechar su función estratégica en la lucha contra las malezas y, también, para utilizar los excesos de agua que hay en muchas zonas”, graficó.
En soja, DONMARIO viene con novedades.
Justamente, DONMARIO se convirtió el año pasado en el semillero líder en trigo, además de su histórico liderazgo en soja. Fue con una variedad, Algarrobo, que tuvo una masiva aceptación entre los productores.
En soja, la compañía seguirá este año mostrando la evolución de su reconocida genética, cuenta San Martín.
En variedades con tecnología RR1, volverá a apostar, entre otras, por la DM40R16, mientras que en RR2 (la INTACTA, con resistencia a insectos), una novedad será la DM4617, que supera en un 2% de rinde a un material ya instalado: la DM4612.
También habrá novedades en grupos 5 cortos (DM50i17) y 6 (DM62R63 STS), ambas con entre 6% y 8% más de rendimiento. Otro caballito de batalla para los de Chacabuco será la soja Garra, ya instalada en Brasil y que ahora desembarca en Argentina, Uruguay y Paraguay.
Pero, en línea con la idea de apoyar desde la genética la posibilidad de que los productores tengan rotaciones más sustentables y rentables, DONMARIO también tendrá un maíz muy interesante, el DM2772VT3PRO, que significará un importante salto en rendimiento con respecto a los materiales con los que venía trabajando el semillero.
“Nuestros cooperadores tienen semilla disponible y de calidad. Si los productores quieren tener buenos resultados, tienen que confiar en la tecnología y en la genética. En definitiva, va a ser un buen año para los que trabajen con un buen sistema, como corresponde”, cerró San Martín, siempre optimista.