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El trigo cierra el año con altos rindes y mucho aprendizaje para seguir creciendo

Expertos de empresas de primera línea y del INTA, reunidos en Chacabuco, analizaron las primeras conclusiones que deja la campaña. Qué dijeron los técnicos de DONMARIO, Bunge, Basf y del organismo oficial sobre las variedades más sembradas, los rendimientos, las enfermedades y la fertilización. Una nota para seguir creciendo con el cultivo.

 

 

Obdulio San Martín, Dtor. de Negocios de DONMARIO para Latinoamérica Sur (izq.) junto a Daniel Peretti, quien maneja la agricultura del gigante MSU en el norte de Buenos aires.

 

 

Juan Urrutia, de Bunge, habló ante más de un centenar de asesores y productores líderes, en la jornada DONMARIO Más de trigo.

 

Va cerrando el año y, junto con él, se va terminando también la cosecha de cultivos de invierno. Así, empiezan a sacarse conclusiones, que servirán en el futuro para profundizar lo que está bien y, además, para ajustar lo que haga falta. Para ir viendo cuáles fueron algunos esos aprendizajes, vale la pena escuchar qué piensan los expertos de las empresas líderes del sector y también del INTA.

 

“Los rendimientos que se están viendo son muy buenos y seguramente tendremos un balance final muy positivo en este sentido una vez terminada la cosecha. Quedó en claro, así, que se pudieron manejar bien los problemas de enfermedades, que fueron un tema de debate durante buena parte de la campaña”, resumió Rodrigo Iglesias, gerente de Desarrollo de DONMARIO, el semillero que domina desde hace años el negocio de la soja y que, tanto en 2017 como en 2016, fue líder también en trigo, con las variedades más vendidas del país.

 

Iglesias habló ante más de un centenar de productores y asesores líderes de la zona núcleo en una jornada técnica que el semillero organizó en Chacabuco, Buenos Aires, en el establecimiento Don Florencio, donde realiza ensayos desde hace años junto a técnicos del INTA y de las más importantes empresas presentes en el país vinculadas a la protección y nutrición de cultivos.

 

“Nuestra variedad Algarrobo fue líder absoluta en esa zona, ocupando más del 60% de la superficie del cultivo. Por eso, lo que hicimos fue adelantarnos a los problemas de las enfermedades y diseñar buenas estrategia de manejo, para evitar los padecimientos que sufrieron otros materiales”, explicó el gerente.

 

Así, en concreto, probaron tanto en Algarrobo como en Ceibo (otra variedad de DONMARIO que está entre las líderes del mercado) tres tratamientos de semilla distintos y, además, aplicaciones foliares. La conclusión fue que Algarrobo tuvo en ese escenario un buen comportamiento ante las manchas, aunque se mostró susceptible a la roya estriada.

 

Fabricio Mock, a cargo de Desarrollo de la compañía alemana BASF para la zona, indicó que esos problemas fueron bien resueltos con la doble aplicación de sus productos Duett cuando el cultivo estaba en Z32 y luego con Orquesta en el estadío de Z39.

 

Por su parte, la experta Lucrecia Couretot, del INTA, quien también participó de la jornada, recordó que hace ya dos años que vienen trabajando con la compañía de Chacabuco para determinar las mejores estrategias para el manejo de la roya amarilla o la estriada.

 

“Antes, estas enfermedades mostraban focos puntuales en el Sudeste, pero ahora hay una raza nueva llamada Warrior que es muy fuerte en todo el mundo y aquí también, que quebró la resistencia que muchas variedades tenían a ella y que, además, se adapta a climas más cálidos”, explicó Couretot.

 

La especialista del INTA agregó que ese es uno de los motivos por los cuales este año se vio roya desde el macollaje hasta encañazón. “Además, hay mucho más trigo que otros años y solo 4 o 5 variedades dominan el 80% del área triguera del país”, agregó.

 

En este punto, el hombre de BASF explicó que el Manejo Integrado de Enfermedades (MIE) dio muy buenos resultados y detalló que el tratamiento de la semilla previo a la siembra permitió llegar a la primera aplicación de fungicidas una vez que el cultivo estaba bien avanzado, más allá del macollaje.

 

Couretot agregó un punto clave al debate. Dijo que la agricultura está inmersa en escenarios climáticos cambiantes, que crean situaciones muy diferentes cada año para los trigos. Y agregó que son cuestiones a las que hay que estar muy atentos, porque por ejemplo las royas pueden generar pérdidas de hasta 70% en los lotes más afectados.
 

De todas formas, Iglesias puntualizó que todas las mezclas con fungicidas que probaron controlaron eficientemente las royas, en la medida en que se hayan hecho correctamente las aplicaciones.

 

Couretot es clara cuando da sus consejos. Dijo que no debe descuidarse el monitoreo de los lotes, desde la implantación misma del cultivo. “El diagnóstico temprano es fundamental, como también lo es el mejoramiento genético y la correcta aplicación de fungicidas”, consideró. “Son muy lindos los drones, pero hay que monitorear también de la manera clásica”, agregó.

 

Por su parte, Iglesias destacó que el hecho de que una variedad sea susceptible a una o dos enfermedades no quiere decir que no se pueda sembrar, sino que hay que tener una estrategia de manejo apropiada.

 

“Nosotros aportamos la mejor genética en la semilla, pero también brindamos la información justa de manejo, porque el rinde es el resultado de una buena implementación de ese combo”, manifestó el ejecutivo.

 

Finalmente, el experto de BASF recomendó, en cuanto a los fungicidas, ir rotando las tecnologías utilizadas, para evitar que se acelere la aparición de resistencia a ellas por parte de las variedades trigueras.

 

¿Pero qué particularidades tuvo esta campaña de invierno como para que fuera tan marcada la presión de enfermedades?

 

Iglesias recordó que fue un año muy llovedor y que las temperaturas medias fueron más altas que las históricas. En ese escenario, no hay ningún material en el mercado que no sufra alguna consecuencia, remarcó.

 

En ese punto, destacó una virtud de Algarrobo, de DONMARIO, que es la variedad más vendida del país: dijo que no tiene tanto requerimiento de frío como otras, que por ese motivo tienen fechas de siembra más estricta, lo cual en muchos casos puede perjudicar a la soja de segunda por un atraso sensible en su momento de implantación.

 

Durante la jornada en Don Florencio, Iglesias mostró los resultados de un exhaustivo trabajo realizado por los grupos CREA de la Zona Norte de Buenos Aires que concluyó que Algarrobo tiene una diferencia de rinde muy marcada sobre sus competidores, aunque pueda caer un poco en sus parámetros de calidad.

 

“De todas formas, esa caída se compensa con creces con los kilos extras que aporta el cultivo”, precisó el ejecutivo.

 

El ingeniero Daniel Peretti es responsable de la agricultura del poderoso grupo MSU en el norte de Buenos Aires. Este año sembró mucho Algarrobo y también Ceibo y dijo que terminó “muy contento con el resultado de estas variedades”.

 

De todas formas, y mientras recorría los trigos con Obdulio San Martín, director de Negocios de DONMARIO para Latinoamérica Sur, reconoció que el año que viene van a “ajustar el protocolo sanitario, porque vimos que manejando mejor algunas variables podemos sacar más kilos todavía”.

 

El estado sanitario de los cultivos tiene que ver, además, con su situación nutricional. En este punto, el especialista Juan Urrutia, responsable de Desarrollo de la compañía Bunge para el norte de la zona núcleo, explicó que hay que fertilizar con un combo que, además de nitrógeno, tenga bien presente el fósforo y también azufre y zinc.

 

“De esta manera, no solo impulsamos al trigo, sino que le damos un fuerte sustento a la soja de segunda”, alentó Urrutia.

 

El experto mostró ensayos que hicieron con DONMARIO para encontrar la mejor estrategia para mantener el porcentaje de proteína en los trigos a pesar del fuerte aumento en los rindes que está proporcionando la genética actual.

 

Urrutia indicó que, para eso, por supuesto que no hay que quedarse cortos con el nitrógeno, pero dijo que el azufre resulta también estratégico, no solo porque hay un fuerte déficit de este elemento en la mayor parte de los campos del país, sino también porque actúa como dinamizador del nitrógeno.

 

“Las variedades rinden cada vez más, pero los lotes están cada vez más degradados”, advirtió el hombre de Bunge. Y cerró con un concepto central que sacaron como conclusión en el trabajo conjunto con el semillero: “Con los trigos de muy alto rendimiento vale la pena multiplicar las dosis de fertilizante, porque esos nutrientes generan kilos pero también levantan la proteína”.

 

Este punto es tan importante, y tan interesantes son las conclusiones de la Red de Nutrición Bunge / DONMARIO, que el semillero está evaluando comenzar a vender sus variedades con recomendaciones específicas de fertilización.

 

En definitiva, el 2017 cierra con otro fuerte avance de los cultivos de invierno, en área, rendimiento individual y volumen global de cosecha. Pero también deja enseñanzas, que habrá que capitalizar para seguir creciendo. Como debe ser.