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El nombre de la soja, ahora también en trigo

DONMARIO, el semillero líder en el principal cultivo del país, ya es el número 1 en variedades trigueras. Conozca todos los datos de esta revolución. Y sus motivos.

 

Agustín Pontacuarto es un ingeniero agrónomo nacido en Arrecifes, provincia de Buenos Aires. Tiene solo 37 años, pero un largo recorrido por importantes empresas del agro. Hasta 2011 trabajaba para Monsanto (antes para Pioneer) y desde ese año lo hace en DONMARIO, en la que actualmente es gerente de Trigo y Maíz, posición desde la cual es protagonista de un hecho inédito para la empresa de semillas argentina más importante del país.

 

¿Cuál es ese hecho inédito? Que DONMARIO, desde hace tiempo líder absoluto en el mercado de semilla de soja, en la actual campaña pasó a ser el número uno también en el de trigo, gracias a un par de variedades que se convirtieron en pasión de multitudes. Desde su base en la bonaerense Chacabuco, Pontacuarto cuenta aquí una historia que vale la pena conocer.

 

“Pensábamos el trigo como la soja y el maíz: buscando rendimiento. Nos iba muy bien en las redes de ensayo, pero no lográbamos calidad y eso complicaba la comercialización del grano. Eso, durante el gobierno K, con todos los problemas que había para vender, era un problema grave”, reconoció el especialista.

 

Estaba claro que, si querían crecer en trigo, tenían que cambiar. Y así lo hicieron. En la campaña 2013/14 pasaron de cruzar variedades solo de alto rinde a cruzar variedades de esas características con otras que, además, aportaban más calidad. “Nosotros creemos que el trigo es una especialidad y no un commodity”, resumió Pontacuarto.

 

La tercera pata que había que tener era la sanidad. También por esa época empezaron a focalizarse en ese tema en las investigaciones que llevaban a cabo desde el área de Desarrollo. “No dejábamos avanzar en el pipeline a lo que no cumplía con los requisitos”, explicó el ejecutivo.

 

Así, en el 2015 los multiplicadores de DONMARIO ya sembraron las variedades que después se convertirían en estrellas: Algarrobo y Fuste, que estuvieron disponibles para los productores en la actual campaña, la 2016/17. En este ciclo, los multiplicadores ya cosecharon la cantidad necesaria de una nueva variedad, Ceibo, que estará disponible para los productores en la siembra de este año y que –aseguran en la compañía- también dará que hablar.

 

Con esa historia a cuestas, fue Algarrobo, entonces, la variedad que convirtió a DONMARIO, además de líder en soja, en número uno en trigo del país. El año pasado se vendieron unas 500.000 bolsas, superando al Baguette 601, que terminó segundo, por 100.000 bolsas. Tercero fue Fuste, también de DONMARIO.

 

Algarrobo es un material del grupo de calidad 2. Tiene un buen perfil sanitario, un excelente rinde en toda la zona triguera, de norte a sur, y calidad. “Se adaptó muy bien en una época en la que todavía se hacía el trigo con baja inversión, pero el año pasado, cuando el productor cambió y decidió meterle tecnología, sobre todo en fertilización, explotó el rendimiento”, relató Pontacuarto.

 

Los clientes de la empresa relevaron marcas en los monitores de rinde de las cosechadoras que superaron los 10.000 kg/ha sostenidos en varias zonas y en lotes de más de 100 hectáreas se dieron promedios superiores a 7.000 kg/ha en muchas ocasiones. No es poco para un país que tiene un promedio de rendimiento de 3.400 kg/ha.

 

DONMARIO tiene un programa de investigación propio en trigo, además de comprar genética, por ejemplo la francesa que está incluida en Algarrobo. Según los cálculos de la compañía, este material será el número 1 también este año. “Pensamos vender entre 20% y 30% más de esta variedad que en el 2016”, dice el gerente de Trigo.

 

El otro caballito de batalla para el 2017 será Ceibo, con el que calculan vender entre 300.000 y 400.000 bolsas. “Esperamos que esté en el top tres”, dice convencido Pontacuarto.

 

En términos de participación de mercado, el semillero fue líder en trigo, con 24%, en 2016. Más que duplicó su participación con respecto al 2015, cuando marcó 11%. En 2014 tenía solo 5%. Para este 2017, las previsiones indican que se mantendrá en primer lugar, pero aumentando su participación a un 30% del mercado triguero.

 

“La coyuntura nos entusiasma, pero creemos que hay mucho más para crecer, sobre todo cuando crezca la legalidad del mercado de semillas, ya que hoy menos del 50% del trigo que se vende está dentro del mercado fiscalizado”, se queja Pontacuarto.

 

Para abastecer la presencia dominante que hoy tienen en trigo, el semillero debió ampliar fuertemente su base de sustentación. Cerró el 2016 con 110 multiplicadores trabajando para él en el cultivo, mientras que en 2015 tenía 70 y en 2014 solo 30. “En la Argentina hay 300 multiplicadores de trigo y más de un tercio de ellos ya trabajan con nosotros”, se enorgulleció el ejecutivo.

 

Pontacuarto, el hombre de Arrecifes, es sincero: “Antes organizábamos una reunión de trigo y no iba nadie”. Hoy, claramente, la situación cambió.