fbpx

Cómo aumentar el rinde de la soja desde el inicio y con inversiones de costo cero.

Las decisiones que toma un productor o asesor pueden explicar hasta el 40% de la diferencia de rendimiento entre un campo de punta y otro que no lo es. Rodrigo Iglesias, gerente de Desarrollo de DONMARIO, el principal semillero de soja del Mercosur, da detalles sobre esta cuestión clave, justo en la previa de las siembra del cultivo.

 

Siembra Soja 

La distancia entre hileras y la densidad de siembra son dos decisiones clave, de costo cero, que pueden tener un gran impacto en el rendimiento del cultivo.

 
Soja Grano
 

Qué variedad sembrar y en qué fecha son otros dos factores estratégicos para el rinde y de costo cero.

 

¿Se puede ganar mucho con inversiones que tienen cero costo? En el caso de la soja, la respuesta es un contundente “sí”. Y detrás de esa idea no hay magia, sino información, que se transforma en miles de kilos de grano.

 

El que lo explica es Rodrigo Iglesias, gerente de Desarrollo de DONMARIO, el principal semillero de soja del Mercosur.

 

El experto sostiene que varias decisiones que toma un productor pueden explicar hasta un 40% de la diferencia de rinde entre un campo de punta y otro que no “invirtió” en buscar y utilizar la mejor información para tomar decisiones.

 

Fecha de siembra, grupo de madurez, genotipo, distancia entre hileras, densidad, distribución y qué tecnología de soja usar, son puntos centrales para sacarle todo el jugo posible al cultivo. Y tomar la decisión correcta con respecto a ellos requiere evaluar información que está al alcance del productor, a costo cero.

 

“Nosotros siempre fuimos pioneros en brindar datos sobre estas cuestiones centrales”, recuerda Iglesias. Y agrega que si esas variables explican el 40% de la diferencia de rinde entre un campo que las tiene en cuenta y otro que no las evalúa, el restante 60% tiene que ver con el ambiente.

 

El factor ambiental incluye variables permanentes (las que son propias del ambiente) y otras más móviles, que tienen que ver con el manejo que se hace sobre él, y con el clima.

 

“También sobre este 60% tenemos cada vez más información”, puntualiza Iglesias. “Hace 5 años relevábamos tres variables del ambiente y ahora tenemos datos sobre 32 cuestiones distintas”, revela.

 

“Toda esta información, que está disponibles para los productores y asesores, permite elegir el mejor material para cada ambiente y para cada situación”, sostiene el gerente de DONMARIO. Es decir, inversiones en información y conocimiento que resultan estratégicas para obtener el mejor resultado con la soja.

 

El rendimiento promedio del cultivo en la Argentina está en torno a los 3.200 kg/ha. Pero el equipo de Iglesias, que recorre el país de punta a punta, viene observando en los últimos tres años, en los ensayos que llevan a cabo, rindes promedio superiores a los 5.000 kg/ha, y con franjas grandes que muestran números mayores a los 7.000 kg/ha.

 

Ahí se ubica el potencial de crecimiento de la productividad de la soja, y mucho de eso tiene que ver con decisiones, más que con desembolsos de dinero.

 

“Tenemos ensayos en cerca de 150 localidades de la Argentina, en todas las zonas productivas, lo cual nos permite generar un mapa muy preciso sobre qué conviene hacer en cada lugar y en cada circunstancia”, dice Iglesias.
 

Para este año, el experto no tiene dudas sobre el impacto que tendrán los excesos hídricos y la expansión del problema de las malezas resistentes en la definición de los planteos de siembra.

 

En el futuro del segundo problema, los de DONMARIO ya tienen todo listo para lanzar variedades de soja con tecnología Xtend (agrega resistencia al herbicida Dicamba, además de a glifosato) y Enlist (suma glufosinato de amonio).

 

Pero falta que se resuelva el esquema legal para que los desarrolladores de la tecnología (Monsanto y Dow, en estos casos), puedan cobrar por sus inventos, junto con los semilleros que trabajan en el germoplasma (como DONMARIO) y le incorporan aquellas características.

 

Ahora, en línea con la idea de que la utilización de información estratégica, de costo cero, tiene un fuerte impacto en la mejora de los rindes, Iglesias sostiene que será un desafío para los productores y asesores conocer a los viejos herbicidas que volverán con las nuevas sojas resistentes que saldrán al mercado.

 

“Los ´glifosato boys´ deberán aprender de qué se tratan, para poder manejar una agricultura que necesariamente será más compleja”, pronostica el gerente de Desarrollo del principal semillero de soja del país.

 

Dada la complejidad de la problemática de las malezas, Iglesias cree que será necesario comenzar a utilizar herbicidas preemergentes en soja.

 

Y considera que, ahora que las circunstancias políticas y económicas cambiaron y volvieron las rotaciones, otro desafío será comenzar a recuperar la evidente degradación que sufrieron los suelos luego de tantos años de monocultivo.

 

“El productor debe convencerse de que lo que sí tiene un costo, por ejemplo la fertilización y hacer una buena rotación, es en realidad una inversión, que mejora el ambiente, la sustentabilidad y, además, la productividad”, se esperanzó.

 

Para cerrar, el ingeniero reconoce que hoy la agricultura es más compleja que nunca y que, por eso justamente, la información es más útil que nunca.

 

Así lo resume: “Antes se podía hacer una agricultura industrializada, casi de receta, pero ahora, sin dudas, lo que hace falta es una agricultura del conocimiento”.